domingo, 27 de marzo de 2011

Seguir caminando sin mirar atrás.

En los últimos días he sufrido de manera horrible por un tema personal que, al mismo tiempo estaba relacionado con el teatro. Sin embargo hay que seguir hacia adelante. Mi bloqueo de estos días pasados me ha hecho dejar de lado mis estudios de reiduría teatral e incluso sacar de mí lo peor que yo creía no tenía: odio. Una palabra que no concibo en mi diccionario. Tras unos poquísimos días de duelo, he encontrado de nuevo la paz y vuelvo a sentirme bien conmigo misma y con fuerzas para seguir adelante con mis sueños. Un poco de revistas psicología y autoayuda, meditación, lectura de la Biblia aunque no esté de moda y como nueva. No hay mucho que decir. Para dejar atrás el lastre que he acumulado una tercera vez hacia las pruebas de teatro, aunque sé que dirán un NO como una casa de grande. Tras leer lo que Fuensanta Onrubia pone sobre los candidatos a profesionales sé que por edad no voy a ser seleccionada, pero me encanta fastidiar. Además; no hay dos sin tres. No me quedaría a gusto si no lo intentase una última vez porque es así, a pesar de que ya de por sí sé el resultado. Ellos no quieren decirlo; no quieren admitir que sólo aceptan gente de ciertas edades; pero el reportaje que hay en la web de la entonces directora administrativa de la ENT lo dice todo. Los talleres para adultos y las clases para los jóvenes. Y bueno; pues esta adulta debe despedirse de la escuela de teatro con lo que más le divierte: las pruebas. Es cuestión de superación y cierre de una historia para seguir sin ninguna carga, sin ningún lastre. Ni siquiera pediré el resultado o si lo hago no esperaré nada. A seguir para adelante.